Los efectos del cambio climático ya no son una amenaza lejana, sino una realidad palpable que afecta a comunidades en todo el mundo. Frente a este escenario, la formulación de políticas públicas debe basarse en datos concretos y evaluaciones rigurosas para garantizar su efectividad y sostenibilidad.
En los últimos meses, nuestra consultora ha trabajado con distintas organizaciones en la evaluación de proyectos de mitigación y adaptación climática. Desde la implementación de energías renovables hasta la optimización de planes de gestión de residuos, el análisis de impacto ha permitido identificar qué estrategias son realmente efectivas y cuáles necesitan ajustes.
Por ejemplo, en América Latina, una evaluación reciente sobre la eficiencia de los subsidios para energías limpias reveló que, si bien han incentivado la adopción de paneles solares en sectores urbanos, su impacto en comunidades rurales sigue siendo limitado. Con esta información, los responsables de políticas públicas pueden redirigir esfuerzos para garantizar que la transición energética sea equitativa y accesible para todos.
El uso de evidencia en la toma de decisiones no solo mejora la eficacia de las políticas ambientales, sino que también genera confianza y transparencia en la gestión pública. A medida que el mundo enfrenta nuevos desafíos climáticos, contar con datos confiables será fundamental para diseñar estrategias que realmente marquen la diferencia.
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